jueves, 12 de diciembre de 2013

Sobre la amistad y las estrellas

                                           
Imagen propia: Parque de ciudad en otoño, Tarragona.
 
Hoy me gustaría hablar de la Amistad, así, con mayúsculas.
Leí hace un tiempo un poema en la Red titulado El Árbol de la Amistad, que aunque se le atribuye a Jorge Luis Borges, no es de su autoría.
Cuando lo leí por primera  vez me pareció muy bello. Me pareció, si se me permite la expresión, justo. Pensé que hacía honor a la verdad.

A veces cuando pensamos en la amistad, recordamos directamente a nuestros amigos y amigas. Aquellos con los que solemos tener una relación cercana, de más o menos confianza, y un trato más o menos fluido y continuo en el tiempo.

Si buscamos una definición más formal, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, amistad se define como "afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato."

Pero con acierto, y no conforme del todo con la definición de la RAE, creo que tal como se expresa en el Árbol de la Amistad, son tantas las personas que han pasado por nuestra vida, que cada una de ellas, ha dejado un trozo de sí misma en nosotros. Con cada una hemos creado una historia diferente, un baile o una danza. Cada amistad, cada persona con la que nos hemos encontrado, es una hoja en nuestro árbol. Algunas caen e incluso de la pérdida aprendemos, ya que esas hojas caídas nos ayudan a fortalecer las raíces. Otras en cambio, se aferran a las ramas, sin caer, ondeando con cada ventisca y mojándose con cada tormenta. 

Para este astrolabio, las hojas del árbol, los amigos, son estrellas. 

De día el Sol, la más visible, marca el camino bajo la esfera celeste. Cuando oscurece, discretas y silenciosas aparecen las estrellas-guía. Ellas marcan un sendero invisible en la bóveda oscura y sirven de esperanza y consuelo durante las noches largas y frías. 

En cada constelación existe un cuento que honra a la historia y a la mitología. Y a pesar de la lejanía nos sirven de referencia ante lo desconocido.

Este astrolabio cuenta con esta suerte. Su mirada está fija en estas estrellas, escucha sus canciones entre el viento, y barre el cielo encendido en plata, buscando sus historias.

Y se considera muy afortunado, cuando de repente y por sorpresa una nueva aparece sobre el horizonte. Tímida al principio, pero tan importante y valiente como las otras, encendiendo la noche con su poesía y tallando bellas figuras en el cielo con hilos de nácar.

Resuena como una melodía en mis oídos, algo así como... que una estrella te ilumine y en tu alma anide su destello, suave cadencia que guíe tus ilusiones y pensamientos...

Imagen de http://mibauldeldecoupage.blogspot.com.es/2011/06/cielo-estrellado.html