lunes, 10 de marzo de 2014

Sin rumbo fijo


Han pasado varios días desde la última entrada. Muchos y variados acontecimientos han ido sucediéndose, como si fueran eslabones cada uno unido al siguiente en la creación de una cadena. Y es que, al fin y al cabo, parece que la vida, las historias y hasta la ciencia son narradas mediante cadenas formadas por pequeños eslabones.

Pudiera parecer que la sucesión o relación lineal de los acontecimientos nos conduce a un determinado y válido destino. Nuestra ruta. Es como si fuera necesario vincular un eslabón a otro para darle sentido a nuestra realidad.

Pero ¿qué ocurre si perdemos eslabones?, ¿qué ocurre si hay tormenta o si el anterior eslabón de la cadena no es el bueno? y si resulta que ¿es aquél que consideramos no adecuado para nuestra historia?

Supongo que en términos náuticos este hecho lo podríamos identificar como perder el rumbo. O en otros términos más cotidianos, como fracaso o error en nuestras vidas.

Sin embargo esta visión lineal únicamente parece que nos permite, digamos, "editar" nuestra vida, en términos de una línea, con una dirección determinada y una continuidad de principio a fin.

Esto nos conduce sentir nuestras vidas en la dirección de pasado y presente lineales, viendo nuestros errores, ahí justo en medio de nuestra cadena.

Observamos nuestra cadena a veces inconclusa o únicamente en términos de eslabón bueno o eslabón malo. Unos más dichosos, observaran su cadena con más eslabones valiosos que otros. Otros, más desafortunados, verán su cadena repleta de episodios negativos, supongo que asumiendo los significados que ello conlleva en la percepción de la vida de cada uno...

Así nos vemos abocados a la eterna dicotomía entre lo bueno y lo malo.

Nuestras vidas, al final se reducen a buenas o malas, exitosas o fracasadas, así como nuestras acciones o nuestros destinos. Incluso nuestra percepción del "yo" es incapaz de escapar de esta dualidad.

Ilustración de la nave Argo de Johannes Hevelius.
Pero este astrolabio, que se dedica a observar el cielo para buscar estrellas y fijar los rumbos, ha podido observar que las estrellas no tienen porqué ser astros aislados que señalan o guían una ruta lineal desde el inicio hasta su fin.

He podido observar en el cielo mapas secretos de figuras tejidas en plata que escapan de la línea de ruta trazada por el capitán del barco.
Estrellas que se relacionan de forma caprichosa, formando constelaciones que escapan a la direccionalidad de las rutas.

Estrellas que vistas en su globalidad nos muestran una historia distinta, con astros aislados que de repente son significativos, gracias a las cuales escapamos del rumbo prefijado. Nos permiten huír de las dicotomías establecidas y nos permiten observar la vida, no como eslabones de cadena, sinó como puntos en relación a otros, que nos permiten situarnos de otro modo y descubrir nuevas figuras, nuevos significados, en definitiva nuevas comprensiones.

Así que adelante, si os gusta la propuesta, os invito a venir. Seguimos... Sin rumbo fijo.