viernes, 23 de enero de 2015

Rumbo Norte

Solo los astrolabios y otros marineros que se aventuraron saben que rumbo norte no solo hay frío y oscuridad.



Mirando al cielo trato de trazar la ruta. Busco el camino que me guíe. No siempre fue fácil, incluso para los más experimentados siempre hay obstáculos que interfieren.

Lo más probable es que otros hayan navegado antes por ahí hacia el mismo lugar, pero será inevitable pasar por diferentes circunstancias. Su mar no será mi mar, ni su cielo probablemente será el mío aunque a los dos nos cubra y nos lo parezca. Y ni siquiera lo será aunque las estrellas nos muestren el mismo camino, porque al fin y al cabo sus nubes no serán las mías, ni sus temporales serán los que azoten mi barco, porque sus ojos no verán lo que ven los míos.

Me atrevería a decir que navegar es un desafío. Debe ser por ello que los marineros son gente valiente. Aventurarse en un camino sin trazar, sin márgenes ni límites es duro, confiar en las estrellas para llegar a tu destino es bello pero vertiginoso y no excento de peligros.

Conozco muchos, sí, gente de mar, gente valiente, que se aventura rumbo norte en pleno invierno, en silencio y con serenidad, aceptando la incertidumbre del camino y confiando en las estrellas. Algunos, en tierra, los miran con extrañeza, raros a veces les llaman, excéntricos otras. Para los que jamás se embarcan, son locos que arriesgan demasiado por algo que creen que jamás conseguirán porque para ellos ni tan siquiera existe. Otros sin embargo optan por la prudencia, sabiendo que las decisiones quizás son algunas de las pocas cosas que aún nos pertenecen, trazando así su propio destino

Solo los astrolabios y otros marineros que se aventuraron saben que rumbo norte no solo hay frío y oscuridad. También hay fuegos verdes en los cielos oscuros, fuegos que bailan e iluminan la bóveda, serpentinas tornasoladas que adornan la noche con colores mágicos. Y después de las largas y eternas noches verdes y violetas también llegan los días vibrantes e imperecederos de luz y de sol.

Llegar ahí es la meta, sin embargo, el éxito no está asegurado. Por ello y sabiendo que mi camino no será el de otros, ni el de ellos será el mío aprovecho y escudriño las noches en busca de estrellas, escucho el ruido del mar sordo e incansable y sonrío al sentir la brisa en la cara mientras vivo.


Explosion of Aurora Borealis in The Arctic Cirle por nate2b (catching up) en Flickr